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jueves, 29 de septiembre de 2016

Cosas que me enseñó la muerte

COSAS QUE ME ENSEÑÓ LA MUERTE

"La idea de que me iré de un mundo que está cada vez peor no me gusta, porque siempre pensé que era mi deber dejar al mundo mejor de cómo lo había encontrado. Pero si se tiene el hábito de ver cada día como una jornada completa, envejecer es interesante. Todos los días se conoce una persona nueva, una puesta de sol nueva. Todos los días pasan cosas hermosas."
Grace Paley


 1) Cuando muere alguien que amo, desaparece lo superfluo de mi vida, por un instante puedo sentir el amor y el perdón.
 2) Cuando muere alguien que amo, mis miedos se desvanecen por un instante y hago actos de altruismo y valor, desconocidos en mí.
 3) Hasta que murió alguien que amo, pude comprender el sufrimiento de otros con experiencias parecidas.
 4) Cuando muere alguien que amo, doy las gracias por lo bueno que trajo a mi vida y de lo malo ni me acuerdo. Me llama la atención de que en vida, hacía exactamente al revés.
5) Cuando muere alguien que amo, comprendo que lo importante de la vida, es compartir, escuchar, impulsar y amar. Me llama la atención que no recuerdo a la persona que murió por los regalos ni lo material, sino por el tiempo que convivimos juntos.
 6) He visto sorprendido, que muchas personas no tiene acceso a estas mismas experiencias, pero que la vida es tan generosa, que les brinda repetidamente la experiencia de ver personas que ama morir, para por fin entender uno de los más grandes secretos de la vida.
 7) Pude comprender que las personas se sienten vacías, cuando se enfocan en el hacer, en el trabajo y descuidan la convivencia. El espíritu se alimenta del amor que nace de la convivencia ¿Cómo voy a sentirme feliz aunque sea rico, si dejo de disfrutar y amar a las personas?
 8) He visto a personas a punto de morir, que lo único que quieren es pasar el tiempo con las personas que aman y darles las gracias. Dejan de quejarse, aceptan y aman.

 9) Me he dado cuenta, que aunque ame a la persona que se va, en el fondo no lloro por ella, sino por mi dolor de sentirme abandonado, de que no me preparara para su partida, de que me dejara muchas responsabilidades. Es un dolor egoísta en verdad. Sorprendido de haberlo descubierto.
 10) Cuando muere un atardecer, puedo recordar esos tonos rojos en mi corazón. Cuando voy de viaje y tengo que partir, es una pequeña muerte, pero llevo dentro de mí los recuerdos, el dolor y el agradecimiento por los momentos vividos.
 11) Y después de la muerte ¡sigue la vida! un nuevo día, una nueva pareja, un nuevo lugar que visitar, bebés que nacen.




12) Lo malo, es que se me olvida y tengo que recordármelo una y otra vez.
G. Muesa

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