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sábado, 9 de mayo de 2020

Sueños, nostalgia y miedo, esos son mis tres enemigos actuales.

Sueños, nostalgia y miedo, esos son mis tres enemigos actuales.
  1. No deseo soñar, quiero realismo para evitar decepciones futuras. Me refiero a tantos mensajes de "vamos hacia un mundo mejor", "un mundo más justo, más ecológico, que atienda a las necesidades auténticas de los ciudadanos como la Sanidad o la Educación". Sí, todo deseable, objetivos por los que merece luchar siempre, pero no son realistas. Lo más probable es que esta crisis de lugar a un mundo peor, un mundo más injusto, donde los ricos se salvarán y los pobres se tornarán miserables (sálvese quien pueda), donde el paro ya no sea sostenible con rentas mínimas, donde el Estado no pueda endeudarse más, y asistamos con temor a profundas luchas sociales. Un mundo donde habremos de convivir con cien, doscientas muertes diarias mientras los ciudadanos pretenderán olvidar las restricciones a su libertad, las mascarillas y solo deseen hacer algo de dinero por una parte y disfrutar de la playa por otra, mientras los políticos sigan enzarzados entre sí por adquirir más poder de decisión. A nadie le importará la ecología ni el medio ambiente (como ejemplo, el renovado papel de los plásticos), porque habrá que sobrevivir sobre todo.

  2. No deseo sentir nostalgia, añorar la "antigua normalidad". Eso es francamente difícil. Muchos proyectos están rotos (unos se iban a casar, otros planeábamos viajes, hacíamos planes ahora irrealizables). Pues bien, eso no es posible durante año o año y medio al menos. Hay que adaptarse, encontrar nuevos estímulos, forjar otros proyectos conforme a las restricciones actuales. En suma, poner manos a la obra para disfrutar de otros momentos, planear nuevas actividades que se adapten a lo que tenemos.
  3. Hay que convivir con el miedo, sobre todo si eres mayor y estás en un grupo de riesgo. Protegerte, proteger a los tuyos, proteger a los demás (incluso a los insolidarios) y aceptar lo que venga. Que el miedo no me cercene la vida, que no me impida disfrutar de una buena lectura, de una película, de un paseo junto al mar (algo bien difícil) o por la montaña, que el miedo no suponga una suspensión de la vida (que es lo que vivimos ahora, un gigantesco paréntesis), aplicar el punto 2 sin retroceso.
En suma, tenemos que llenar nuestra vida con actividades que nos ilusionen. No serán quizá las que más deseábamos, las que soñábamos con hacer. Tendremos que convivir con una grave enfermedad, con el miedo a contraerla, con un mundo en crisis, con una sociedad sin trabajo, jóvenes sin perspectivas después de dos enormes crisis. Hay que convivir y seguir luchando, cada uno dentro de sus posibilidades. Resistencia interior, lucha callada, sin estridencias, seguir hacia delante en un mundo distinto, sin echar la vista atrás salvo para trazar los objetivos de nuestra lucha.
(Capítulo 1 de mi libro de autoayuda)Carlos Maza Gómez

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